Legado

 

LA VIDA DE RAFAEL BARTOLOZZI CONTADA POR OTRO

 

Pintor Escultor Poeta, y aventurero apasionado.

 

Corría el año del 1943 del siglo pasado cuando nace Rafael Bartolozzi en una de las ciudades más santurronas de la España franquista, los astros así lo deciden nace en Pamplona la mas Carlista de todas. Con sus boinas rojas y sus borlas amarillas cuna de los vencedores, quieren los dioses que un niño rubio y con ojos azules nazca entre tanta sotana negra y olor de santidad. Rafael pertenece a una saga de pintores, Pedro y Pitti, saltimbanquis del Arte.

 

Su infancia, la número 215, fue entre frailes, angulas, bosques, sin sexo, pero eso sí con boina.

 

Desde muy joven sus padres lo llevan con ellos mientras se recorren los montes navarros arreglando Ermitas derruidas y Iglesias en decadencia, y de entre sus pinceles, y entre los muros de sus paredes, dejarán constancia del rostro de joven Rafael, y de esa manera su cara de querubín es elevada a los altares entre los montes navarros, ya el arte le comienza a entrar en sus venas como alimento de vida. Su madre Pitti le dejaba chupar los pinceles y de ellos se alimenta. De su madre sigue sacando ángeles, que plasma en sus lienzos.

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De muy joven se traslada a Barcelona para aprender el noble oficio que tantos familiares suyos practicaban. (Su tío Salvador Bartolozzi debió de pasárselo en grande mientras ilustraba Las Mil y una Noches). Y esos cuentos llenos de aventuras al joven Rafael debieron de entusiasmarle. Y es en esa ciudad lúdica y mediterránea donde su olfato de pintor nato florece, practica todas las artes, nada le es ajeno, ni las telas ni el mármol, ni siquiera el barro fuente de vida le asusta, se enamora de su luz de su gente, Pinta Fabricas, fachadas de casas, revoluciona las modas arcaicas y pasadas por el tamiz de la historia, de ahí deviene que Rafael por derecho propio sea un pintor catalán, a la vez que universal. Sus doce años de alcalde de Vespella de Gaià lo atestiguan, dan fe de su amor por la tierra, de su afán por transformar todo lo manifiestamente transformable. (Convertir una cantera en desuso en un auditorio), un pueblo feo en un pueblo hermoso, una piedra en una escultura, y un trozo de mármol en una chuleta de ternera. Ese es Rafael, un artista integral y divertido, y como él dice un contador de cuentos donde todo acaba bien.

Dicho más arriba nada le es ajeno, y las modas y los estilos pasan por su lado como lo que son, pero que no sirven para encasillar ni a Rafael ni a su obra, seria simplificar y su obra lo es todo menos simple, sus últimos trabajos realizados en su habitación de la clínica Quirón, mientras la vida se apagaba, así lo atestiguan, nacen de sus dedos como castillos en el aire, obras llenas de vitalidad y no puedes dejar de mirar todos sus detalles, porque son el nacimiento de la vida.

1973

 

ACERCA DE RAFAEL BARTOLOZZI

 

En el camino terciario de tu vida.

Principio del gran viaje

Preparándote y planificando

Tus próximas aventuras

Ya estas con tus dedos

Extensiones de tus pinceles

Dándole cuerda al reloj

Que mueve las manecillas del mundo

Próxima parada Museo de Navarra

Objetivo tus postreros deseos.

 

Te gustan las aventuras

Y si no las tienes te las inventas

Puesto que nadie mejor que tu

Sabe que la vida es producto de una charca

Donde se crea la vida

Y se gesta la muerte.

 

En el largo camino iniciado te encuentras

Punto final de una corta aventura

Pero no por corta menos intensa

Tienes el enorme privilegio

De ser un elegido de la diosa fortuna.

 

Esa que da fama prestigio y aliento

En grandes bocanadas, bucanero de las más bellas artes

Eres pintor por propia naturaleza los colores son tu propia luz

Eres visionario a la vez que renovador

Eres Alfa y Omega.

 

En el silencio imperturbable de Vespella

Ese sur Romano y pagano

Donde tú te encierras

Donde nacen tus ideas

Donde el horizonte te ilumina

Creas vida das formas nacen proyectos

Ilusiones de todos los cuentos.

 

Artista de amplia cultura que no de culto

Artista de lo simple matérico

Artista cabal y no viejo trilero

De esos que hoy inundan el mercado del arte.

 

Oxímoron de la vida eres

Imperturbable entre tus Algarrobos

Paseante bajo tus olivos

Ojos que todo lo ven todo lo mira

Curioso impenitente eres una flor

Bella por su rareza, escasa entre las flores.

 

 

flamenco

Eres un caballero de la mesa redonda. Eres pintor escultor digno poeta de las musas. Aprendiz adelantado de cocina, donde se funden los gustos del amor por las cosas.

Florentino, toscano curioso impenitente de lo divino y lo humano, entrañablemente celoso de todo lo que quieres. Porque quieres y porque eres la generosidad andante, generoso hasta la medula del tuétano, espléndidamente humano.

Mezcla toda ella explosiva contundente.

Pintas es obvio, esculpes es natural, dibujas y coloreas como lo que eres, un creador nato, das forma y modelas porque contigo vive la Diosa fantasía, los colores se te escapan de los dedos, y los Ángeles vuelan porque tu les pones alas.

 

Eres un terrible curioso, todo lo miras todo lo tocas, todo lo quieres (Para voltearlo) e inyectarle todo un mundo de fantasía, de magia que solo los muy privilegiados, poseen. Y porque no, de locura sana en un mundo donde prima la impostura, dónde hay pintores que no pintan, escultores de salón y poetas que no riman.

 

Te gusta la cocina y preparas los mejores «calçots» de la comarca, presumes de hacer el mejor Romescu (aunque el mío lo supere) y junto con los garbanzos que te sacas de la manga, seduces y cuando sonríes, a uno le tiemblan las piernas y es imposible no quererte y tocarte.

 

Toca todos los registros, nada le es ajeno de lo que le rodea, su mirada todo lo abarca, y no se le puede clasificar, seria simplificar clasificarlo, es aire viento agua y fuerza en continuo movimiento. Es torrente de aguas impetuosas, es luz y sol, brisa suave en las tardes de Vespella.

pintando

Es gato viejo que sabe distinguir lo bueno de lo malo, sabe dónde poner la sal y la pimienta.

Es nuestro pintor del renacimiento, y hoy de nuevo se presenta ante Ud.; en esta ciudad, donde lo vió nacer, en la pequeña y recoleta Pamplona, capital del antiguo reino de Navarra. Lugar apartado de este mundo donde en el siglo XlX se batallaba por sus montes, Carlistas y Realistas dirimían sus cuitas de dinastías, con balas de plomo y sables respondones.

Y aquí ante el respetable tenemos, una gran muestra de su talento pictórico, desde el año 1961, hasta sus últimas obras, cargadas de simbolismo extremo.

Donde nace la vida, donde fallece la muerte, solo un alma privilegiada es capaz de captar esos matices de la naturaleza.

 

Juzguen ustedes, Rafael Bartolozzi pasará a la historia del arte por derecho propio, vive y respira lo que hace, ya lo mama desde la cuna. En sus genes esta el facineroso de Benvenuto Cellini, sin la navaja en la faja. Miguel Ángel le acuna como rubio querubín que fue, podría ser un Ángel de la Capilla Sextina, es Romano por derecho, Florentino y toscano por el placer de ver lo bello.

 

Benvenuto Cellini en el mil quinientos de nuestra era, fue un gran orfebre, y de entre sus manos seguro que habría salido un Bartolozzi de esos que pueblan las calles y plazas de nuestras ciudades, sin olvidarnos de los mares, que desafiando los vientos y las olas emerge su Alfa y Omega, escultura que entrara en los anales marítimos como punto de referencia de nuestra costa mediterránea, de la misma manera que en la antigüedad se hablaba del coloso de Rodas, como de una de las maravillas del mundo. Pendencieros fueron Caravaggio, Benvenuto, y entroncado y rompiendo los moldes nos encontramos con un pintor que desde que nació, solo ha vivido Aventuras maravillosas. (Son los cambios de los tiempos) y entre sus manos no figura ni el estilete, ni la espada florentina, solo sus dedos y sus pinceles, como digno Medici que es. Sorprendentemente durante una visita al museo de la ciudad de Oxford, mientras visitaba sus salas contemplando paisajes y vírgenes que colgaban entre sus muros, me salió a mi encuentro un joven Rafael reencarnado en un joven Duque de Medici corría el año 1530 y allí estaba él, coetáneo y mecenas de Benvenuto Cellini, codeándose con Caravaggio, todos ellos grandes artistas. Por derecho propio tendrá un lugar entre los elegidos por Caronte para viajar entre las brumas del lago, Codeándose y platicando con Sócrates, Platón, filosofando con Parménides y Heráclito y tantos otros que lo están esperando entre los placidos jardines que bordean la larga noche de nuestra existencia.

 

-Sin cartas solo se juega haciendo trampas

O con mucha imaginación

Siempre que los otros no la tengan-

Rafael Bartolozzi.

 

Como digno heredero de Saltimbanquis, se convierte en uno de los más importantes representantes del Pop Art durante los años 70/80, y representa a nuestro país en la Biennal de Venécia en 1980.

Siempre maquinando historias, lo importante no es que sean ciertas, lo importante es que sean divertidas y en esas batallas es único.

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Sin harina no se hace pan, sin romper huevos no se hacen tortillas, sin imaginación no hay Arte, y a Bartolozzi la imaginación le desbordan las costuras de la vida, encorsetada entre lo correcto o lo políticamente incorrecto, es políticamente incorrecto porque no acepta imposiciones de ningún tipo, es libre y las costuras impuestas le quedan estrechas.

Y él las rompe jugando con ellas, las convierte en objetos de maravilla, le sale una gran nariz pinochiana y se ríe de su propia sombra. Vive desbordando los descosidos y con ellos crea formas nuevas que solo un ojo como el de él es capaz de ver.

Muchas más paginas serian necesarias, que estos tres folios, que por exigencias del guión nos vemos obligados a respetar. Basta con decir que serán varios los tomos necesarios para contar la vida de Rafael Bartolozzi, aquí solo son cuatro pinceladas para que el respetable se haga una pequeña idea, de la hondura de un artista que toda su vida ha vivido y respirado por y para el arte.

 

 

Antonio Ferrer Taratiel